LA CANDELARIA DE CARELMAPU
Al salir de Cuzco en su
expedición hacia Chile -enero de 1540- Pedro de Valdivia traía una imagen de la
Virgen María, la cual según la hueste hispana, con su divina protección,
permitiría el éxito de la empresa de conquista. Así, en el fragor de la lucha entre
españoles y mapuches, florecerá la devoción mariana en nuestro país. Una de
ellas, es la festividad de la Virgen de la Candelaria, que se celebra a lo
largo del país. En nuestra región, la que se realiza en la localidad de
Carelmapu, es sin lugar a dudas la que congrega a un mayor número de devotos.
La celebración de la Virgen de la
Candelaria en Carelmapu, se remonta a comienzos del siglo XVII, cuando este
poblado fue fundado por un grupo de españoles que habían huido de la ciudad de
Osorno, sitiada y destruida por indígenas huilliches en 1602. Entre los pocos
bienes que los españoles lograron traer consigo había una imagen de esta
virgen.
Conversando con permanentes
asistentes a esta festividad es unánime la opinión de que antiguamente los
concurrentes manifestaban una mayor religiosidad. Sin embargo, revisando la
abundante documentación referida a esta fiesta mariana se tiene la impresión de
que las características de ella no han variado mucho con el paso del tiempo.
PRETEXTO PARA DESORDENES
En 1874, el naturalista Carlos
Julliet en un informe publicado en la revista "Anales de la Universidad de
Chile", señalaba: "Esta fiesta que se denomina religiosa es como
todas las de su especie en el sur, una feria y el pretexto para hacer desórdenes
de todo género. Los concurrentes no bajan de 5.000 y constituyen un grupo
tumultuoso y desordenado, de donde salen voces vinosas, palabras groseras,
tiros de escopetas, etc. Una prodigiosa cantidad de guitarras, arpas y otros
instrumentos animan más este cuadro de desorden".
El mal comportamiento que en
Carelmapu manifestaban muchos devotos a la Virgen de la Candelaria provocaron
la preocupación del Párroco de Calbuco, P. Luis Téllez Oyarzún, que en carta
enviada en 1883 al Obispado de Ancud manifestaba: "Se ha hecho costumbre,
por tolerancia digna de castigo, la embriaguez y sus necesarios resultados.
Lamento en el alma que, a pesar de mis trabajos de largos meses, en pocos días
mis feligreses viendo tamaño desacato, se corrompan y vuelvan a sus casas
facultados para hacer lo mismo cuando haya alguna fiesta religiosa".
El advenimiento del siglo XX no
hizo variar los rasgos característicos de esta fiesta, en donde lo pagano y lo
religioso se confunden. En su edición del 16 de febrero de 1901 el periódico
"El Sol" de Calbuco, informaba: "Durante los 10 días que
preceden al 2 de febrero se observa un extraordinario movimiento de pasajeros
que se dirigen, por tierra y mar, al lugarejo de Carelmapu, con el objeto de
concurrir a la fiesta en honor de la Virgen de Candelaria. Inician esta
corriente migratoria, los vendedores de aguardiente y cerveza, la servidumbre
de poblaciones vecinas, no muchas personas devotas y viejas rezadoras, los
fleteros con sus familias, unas pocas muchachas que saben tocar el acordeón,
guitarra y freír empanadas. Tras las primeras avalanchas que han venido a
aumentar la reducida población del villorrio, llegan los comerciantes que han
de formar la feria. Impresión general, la fiesta de Carelmapu no es lo que fue.
La parte religiosa decae notablemente y la solemnidad de las ceremonias va
desapareciendo".
JOLGORIO AL AIRE
LIBRE
Lapidarios son también los
juicios que sobre esta festividad se pueden leer en una crónica publicada en el
diario puertomontino "El Correo del Sur"., que en su edición del 4 de
febrero de 1920 aseguraba: "Demás está decir que en esta fiesta domina la
nota pagana, diremos la diversión muchas veces desenfrenada de gente que toma
esta festividad religiosa como un pretexto para el jolgorio al aire libre. A
esta fiesta no se va sino a ejercitarse en la borrachera, en el robo, en el
juego y en la molicie, cosas enteramente opuestas a la moral que debe presidir
estos actos reliosos".
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