domingo, 22 de julio de 2012

LA CANDELARIA DE CARELMAPU


LA CANDELARIA DE CARELMAPU

Al salir de Cuzco en su expedición hacia Chile -enero de 1540- Pedro de Valdivia traía una imagen de la Virgen María, la cual según la hueste hispana, con su divina protección, permitiría el éxito de la empresa de conquista. Así, en el fragor de la lucha entre españoles y mapuches, florecerá la devoción mariana en nuestro país. Una de ellas, es la festividad de la Virgen de la Candelaria, que se celebra a lo largo del país. En nuestra región, la que se realiza en la localidad de Carelmapu, es sin lugar a dudas la que congrega a un mayor número de devotos.
La celebración de la Virgen de la Candelaria en Carelmapu, se remonta a comienzos del siglo XVII, cuando este poblado fue fundado por un grupo de españoles que habían huido de la ciudad de Osorno, sitiada y destruida por indígenas huilliches en 1602. Entre los pocos bienes que los españoles lograron traer consigo había una imagen de esta virgen.
Conversando con permanentes asistentes a esta festividad es unánime la opinión de que antiguamente los concurrentes manifestaban una mayor religiosidad. Sin embargo, revisando la abundante documentación referida a esta fiesta mariana se tiene la impresión de que las características de ella no han variado mucho con el paso del tiempo.

PRETEXTO PARA DESORDENES

En 1874, el naturalista Carlos Julliet en un informe publicado en la revista "Anales de la Universidad de Chile", señalaba: "Esta fiesta que se denomina religiosa es como todas las de su especie en el sur, una feria y el pretexto para hacer desórdenes de todo género. Los concurrentes no bajan de 5.000 y constituyen un grupo tumultuoso y desordenado, de donde salen voces vinosas, palabras groseras, tiros de escopetas, etc. Una prodigiosa cantidad de guitarras, arpas y otros instrumentos animan más este cuadro de desorden".
El mal comportamiento que en Carelmapu manifestaban muchos devotos a la Virgen de la Candelaria provocaron la preocupación del Párroco de Calbuco, P. Luis Téllez Oyarzún, que en carta enviada en 1883 al Obispado de Ancud manifestaba: "Se ha hecho costumbre, por tolerancia digna de castigo, la embriaguez y sus necesarios resultados. Lamento en el alma que, a pesar de mis trabajos de largos meses, en pocos días mis feligreses viendo tamaño desacato, se corrompan y vuelvan a sus casas facultados para hacer lo mismo cuando haya alguna fiesta religiosa".

El advenimiento del siglo XX no hizo variar los rasgos característicos de esta fiesta, en donde lo pagano y lo religioso se confunden. En su edición del 16 de febrero de 1901 el periódico "El Sol" de Calbuco, informaba: "Durante los 10 días que preceden al 2 de febrero se observa un extraordinario movimiento de pasajeros que se dirigen, por tierra y mar, al lugarejo de Carelmapu, con el objeto de concurrir a la fiesta en honor de la Virgen de Candelaria. Inician esta corriente migratoria, los vendedores de aguardiente y cerveza, la servidumbre de poblaciones vecinas, no muchas personas devotas y viejas rezadoras, los fleteros con sus familias, unas pocas muchachas que saben tocar el acordeón, guitarra y freír empanadas. Tras las primeras avalanchas que han venido a aumentar la reducida población del villorrio, llegan los comerciantes que han de formar la feria. Impresión general, la fiesta de Carelmapu no es lo que fue. La parte religiosa decae notablemente y la solemnidad de las ceremonias va desapareciendo".

JOLGORIO AL AIRE LIBRE

Lapidarios son también los juicios que sobre esta festividad se pueden leer en una crónica publicada en el diario puertomontino "El Correo del Sur"., que en su edición del 4 de febrero de 1920 aseguraba: "Demás está decir que en esta fiesta domina la nota pagana, diremos la diversión muchas veces desenfrenada de gente que toma esta festividad religiosa como un pretexto para el jolgorio al aire libre. A esta fiesta no se va sino a ejercitarse en la borrachera, en el robo, en el juego y en la molicie, cosas enteramente opuestas a la moral que debe presidir estos actos reliosos".

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